18 de agosto de 2010

Poemario piramidal




Poeta de las Pirámides: Como puede verse, las letras están dispuestas unas sobre otras formando una pirámide. Si leemos las letras seguidas, encontramos la frase: “sólo se trata de una pirámide.” En realidad, sólo se trata de una pirámide.

PP: En aquel momento quería que no se preocupara mi gato. Sólo me iba a comer fuera porque hacía tiempo que no encontraba nada en la nevera. Resultó que cuando volví, mi gato no estaba. Pegué carteles por todo el barrio y casualmente tengo aquí uno de esos carteles:


PP: Bien, nadie llamó, debería haber referido también mi número de teléfono.

15 de agosto de 2010

Pierdetiempo

¿Sabrías colocar ocho damas en un tablero de ajedrez sin que ninguna comiera a otra? Solución en algún lugar de internet.

(Publicidad: Vodafone presenta sus nuevas tarifas. Habla gratis desde cualquier sitio, simplemente no utilices el teléfono).

14 de agosto de 2010

Poemario circular


Redacción: ¿Cómo algo que no es nada puede ser poesía?
Poeta de los Círculos: La nada no es. Si ya con anterioridad tuve a bien explicarles sumariamente qué es la introspección del círculo ahora les aviso que la nada acaba siendo todo por lo que he denominado efecto de simetría de los extremos.

Bien, pensemos que el mundo se compone de dos piedras y nada más. No nos resultaría muy difícil entender que la nada sería ninguna de esas piedras y el todo serían las dos piedras juntas. Así, el todo viene a ser como un círculo abarcando las dos piedras.

Pero cuando yo he nombrado los componentes del mundo he dicho: dos piedras y nada más. No era sólo una forma de hablar. Entiendo que si quisiéramos referirnos a todo el mundo deberíamos incluir también la parte que no es nada pues sin vacío, sin opuestos, sin el grado cero o lo que la nada implica todo en ese mundo estaría posiblemente confundido. No distinguiríamos una piedra de otra ni el todo de las piedras. Pero si quisiéramos nombrar los componentes de ese mundo a lo mejor sería más correcto decir: Piedra uno, piedra dos, nada y todo. Y los todos se estarían sumando infinitamente. Así, mientras que el todo parece abarcable, la nada quedaría abarcada dentro del todo pero… ¿no es acaso una contradicción que dentro del todo tengamos nada?
R: Sí, desde luego.

PC: Pensemos ahora lo siguiente: El mundo se compone de dos piedras y nada más que dos piedras. El todo serían las dos piedras juntas con la nada, en cuanto a la nada, nada que ver con las dos piedras y el todo, algo separado.
R: O sea, nada.
PC: ¿Sería la nada, nada o además de nada tendría que incluir la nada de ese reducido mundo?
NRTP: No, porque está incluida en el todo. Y todo no es nada.
PC: Pero esa parte dentro del todo… ¿acaso no es la misma nada que la nada separada del todo? Si es nada… ¿no debería estar dentro de la nada?
NRTP: Sí, por supuesto.
PC: Luego la nada dentro del mundo de las dos piedras pertenecería al todo y a la nada, dando lugar a lo que yo llamo, efecto de simetría extrema. Los círculos del todo y el de la nada se entrecruzan de la siguiente manera:

PC: Y aún puedo añadir otra cosa; pensemos en un mundo que no hubiera nada. ¿Acaso todo el mundo de la nada no sería nada también?

R: Debo confesarle que resulta realmente complicado de entender y más en un sentido poético. Díganos ¿qué tiene que ver esto con una poesía estrictamente circular?
PC: Mis círculos, al ser nada, están próximos al todo y el todo no puede ser otra cosa que la misma esencia de la poesía.

Reflexiones secretas del Poeta de las pirámides


Como diría Octavio Paz, no todo texto construido bajo las leyes del metro es poesía.

Justo al concluir su poema, el Poeta de las Pirámides encontró casualmente un caligrama similar al suyo escrito décadas atrás y confrontando los textos sólo encontró razones para ser aún más pesimista y sentirse más solo y triste. Tras encenderse un cigarrillo quedó pensativo con la vista clavada en la biblioteca, donde encontró un volumen de poesía circular. Sus páginas estaban en blanco pero el Poeta de las Pirámides no lo sabía porque ni siquiera había abierto el libro alguna vez.
Recordaba habérselo hecho llegar un joven poeta por entonces poco conocido años atrás. El joven se presentó como un ferviente admirador de la poesía piramidal y a continuación le expuso algunas de sus ideas. El Poeta de las pirámides aceptó de mala gana el obsequio y trató de concluir la entrevista lo antes posible, creyendo que nunca más volvería a encontrarse con aquel joven y tomándole por un extraño fanático. Ahora, en cambio, todo el mundo hablaba de poesía circular. Mientras inhalaba el humo con cierta parsimonia trataba de justificarse en su fuero interno

Eso es porque todo el mundo desea encontrar, de alguna forma, el final feliz que no existe en sus vidas.

Pero cada vez se convencía menos a sí mismo y se sentía más solo, triste y muerto.
Para emprender la escritura de un nuevo poema acudió con santa resignación a su máxima más frecuentada

Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla.

El gato del Poeta de las pirámides abandonó la biblioteca torciendo el espinazo en persecución de una pista que había llamado su atención.